miércoles, 18 de febrero de 2009

Extraño a ese yo...


Hoy vi una película que hacia años que no la recordaba como una de mis favoritas; “Mi primer beso”, aquella rememorable cinta de los 80 donde en apariencia solo se trata de una inacabada historia de amor entre dos nenes de quizás 10 años, pero que hoy la observe ya con otra óptica. Observe la ambivalencia magna o mínima a la importancia que los chicos pueden prestar a esas cosas que nos ocurren ha esa edad. Las típicas resoluciones de fugarse de casa por una insignificante pelea que para entonces se engrandecían a proporciones estrafalarias; y terminar regresando cuando comenzábamos a tener hambre, o cuando la noche abrazaba el cielo con su oscuridad interminable. Aquellos grandes amigos con los que pasábamos horas enteras trepado a un árbol simulando con un cono de papel gaceta que éramos Cristóbal Colon después de ver la propaganda de la revista Anteojito en tiempos del Día de la Raza. Me parece tan acertada esa película cuando muestra a una niña que se encuentra ante la tremenda y desgarradora perdida de su mejor amigo o (inconscientemente) su primer amor, pero a la vez muestra esa capacidad innata y única de todo niño de sanar esas heridas, dejando cicatrices quizás, pero curadas al fin. Y eso mas que verse, se siente, cuando al terminar la película esa niña se aleja acompañada de su nueva mejor amiga.


Por mi parte diré que extraño tanto... pero tanto... esos tiempos en que atomizaba el mundo de tal manera que quemar insectos con la lente de una lupa era como librar una batalla alienígena a pequeña escala. Extraño destrozarme los nudillos una y otra vez con el olvidado tiki taka. Extraño la adrenalina que me generaba el Islander para family. Extraño ese sueño nunca alcanzado de tener un tamagotchi. Extraño los cuentos de mi amado abuelo. Extraño esos años en que las familias se reunían para fin de año y con mis primos jugábamos bajo la mesa o nos colgábamos como guirnaldas en el árbol del patio... Extraño ese tiempo en que las heridas sanaban tan rápido... extraño tanto... pero tanto ese niño que fui... que todos fuimos al menos por un momento...